La SN (parte 7)

 La SN había conseguido escalar el arcoíris, pero eso no era lo único que había que hacer.

 

Ahora para conseguir la espada del arcoíris tendrían que superar las pruebas de Arcoirisa, la guardiana de la espada del arcoíris.

 

—¿Cuáles son las pruebas? —preguntó Gamegold.

 

—Fácil: cada uno de vosotros tendrá que superar una prueba diferente y después, si las superáis, tendréis que superar la prueba final. Si ganáis la espada del arcoíris será vuestra, pero si perdéis moriréis. O también podéis iros a casita y llorar como unos bebes. Vosotros elegís –dijo Arcoirisa.

 

—Superaremos las pruebas— dijo Vientizno.

 

—Vale, pues empecemos. La primera prueba va sobre fuerza. Uno de vosotros hará un pulso contra mi robot de fuerza. Si ganáis el siguiente de vosotros hará la siguiente prueba, si pierde saldrá volando, se caerá del arcoíris y morirá. ¿Quién de vosotros quiere hacer esta prueba? —dijo Arcoirisa.

 

—Yo lo haré —dijo Gamegold.

 

La SN había conseguido escalar el arcoíris, pero eso no era lo único que había que hacer.

 

Ahora para conseguir la espada del arcoíris tendrían que superar las pruebas de Arcoirisa, la guardiana de la espada del arcoíris.

 

—¿Cuáles son las pruebas? —preguntó Gamegold.

 

—Fácil: cada uno de vosotros tendrá que superar una prueba diferente y después, si las superáis, tendréis que superar la prueba final. Si ganáis la espada del arcoíris será vuestra, pero si perdéis moriréis. O también podéis iros a casita y llorar como unos bebes. Vosotros elegís –dijo Arcoirisa.

 

—Superaremos las pruebas— dijo Vientizno.

 

—Vale, pues empecemos. La primera prueba va sobre fuerza. Uno de vosotros hará un pulso contra mi robot de fuerza. Si ganáis el siguiente de vosotros hará la siguiente prueba, si pierde saldrá volando, se caerá del arcoíris y morirá. ¿Quién de vosotros quiere hacer esta prueba? —dijo Arcoirisa.

 

—Yo lo haré —dijo Gamegold.

 

Una mesa apareció mágicamente, dos sillas una ocupada por un robot en posición de pulso.

 

—Adelante— invitó Arcoirisa.

 

Gamegold se sentó. Cuando el pulso empezó, Gamegold se dio cuenta de que vencer al robot sería imposible. Lo intentó con todas sus fuerzas, pero solo conseguía mantenerse en la mitad. Después de un rato, Gamegold se dio cuenta de que Arcoirisa no había dicho que no se pudiesen utilizar los poderes, así que el niño los utilizó. Creó un impulso de oro con su mano izquierda, que era con la que estaba haciendo el pulso (sí, Gamegold era zurdo). Utilizando los poderes también era difícil, pero Gamegold lo consiguió.

 

—Muy bien, Gamegold. Has superado la primera prueba. La siguiente va sobre esquivar. La prueba acaba cuando uno de vosotros (el que haga la prueba) coja una de las bolas que le lanzará el robot y se la lance a la máquina, pero solo podrá hacer eso cuando el que haga la prueba haya esquivado al menos 20 bolas. ¿Quién de vosotros la hará? —dijo Arcoirisa.

 

—Yo —dijo Super Daniel.

 

—Muy bien. Mi robot de lanzamiento te lanzará bolas de acero, si te dan lo más probable es que mueras —dijo Arcoirisa.

 

—Ok —dijo Super Daniel.

 

Super Daniel se puso en frente del robot, justo a dos metros de distancia. El robot Super Daniel esquivó las bolas. Después de mucho esfuerzo, intentó coger una bola, pero no pudo. Lo intentó otra vez y lo consiguió. Super Daniel cogió la bola y se la lanzo al robot.

 

—Esto cansa mucho— dijo Super Daniel.

 

—Muy bien —dijo Arcoirisa—. La siguiente prueba va sobre puntería. ¿Quién la hará de vosotros?

 

—Yo —dijo Rayo.

 

—Muy bien. Lo que tienes que hacer es lanzarle una lanza a mi robot, que estará en constante movimiento. ¿Podrás hacerlo? Si no aciertas a la tercera o antes morirás —explicó Arcoirisa—. Ponte en posición.

 

Rayo se puso en posición y la prueba comenzó. El robot empezó a moverse y Rayo le lanzó la lanza. No le dio por muy poco. La segunda vez tiró la lanza delante del robot para que, como estaba en movimiento, le diese. No lo consiguió por poco. A la tercera decidió impulsar la lanza con un rayo y de esa forma lo consiguió.

 

—Muy bien, Rayo —dijo Arcoirisa—. Ahora solo queda Vientizno. Vientizno tendrás que superar la prueba de velocidad. Es simple: gana a mi robot de velocidad en una carrera —explicó Arcoirisa.

 

—Vale, lo haré–dijo Vientizno.

 

—Muy bien. Ponte en la pista. Serán 2 kilometros —dijo Arcoirisa.

 

Vientizno fue a la pista y empezó la carrera. El robot era extremadamente rápido y más rápido que Vientizno. Después de correr mucho y con el robot adelantado, Vientizno se impulsó con el viento, adelantó al robot y llegó al final por muy poco.

 

—¡Vamos! —gritó Vientizno.

 

— Sí, sí; muy bien, niños. Ahora solo queda la prueba final —dijo Arcoirisa.        


Continuará...

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